Durante miles de años la humanidad se preparaba para las guerras y los desastres climatológicos. Se levantaban murallas contra los eventuales enemigos, se tenían muchos hijos para garantizar la supervivencia de la especie, se almacenaba alimento para varios años y se atesoraba valor en cosas portables para poder huir y garantizar la subsistencia en el destierro.
Las pandemías se suceden una a otra con mayor virulencia. El Sars, la Gripe A, la Gripe Aviar, la Gripe Porcina y ahora dentro de los coronavirus, el COVID-19.
Prepararse para las próximas pandemías y no sólo de influenza no se exige redefinir las bases mismas de la civilización y el capitalismo.
Ya no sirve la acumulación unilateral, ni el individualismo. El mismo virus que ataca un ejemplar amenaza a toda la especie.
Es un principio biológico si un fenómeno destruye una bacteria, las destruye a todas.
Hoy los poderosos se deben replantear las condiciones de higiene y salubridad de toda la población para garantizar su propia supervivencia.
Antes hacíamos murallas para defendernos del enemigo ahora deberemos tener políticas publicas en salud para cuidarnos como especie.